miércoles, 25 de enero de 2012

La Guerra de los libros Electronicos

El Universo, 27 de junio 2010,
Por Francis Pisani  >>Web 3.0

En los últimos días recrudeció la guerra entre los lectores de libros electrónicos con la espectacular baja de precio de dos de los principales contendientes. Se acerca el momento en que el aparato llegue al terreno de las masas y en que los editores que aún se resisten padezcan las consecuencias.
La última ofensiva fue lanzada por Barnes & Noble, la mayor cadena de librerías de Estados Unidos: el lunes 21 de junio anunció que su Nook, aparato con conexión 3G, Wifi y una paleta de navegación a color, bajó a 200 dólares, y que pondrán a la venta otra máquina, con conexión únicamente por Wifi, por tan solo 150 dólares.
Apenas unas horas después –literalmente– Amazon redujo el costo de su Kindle más básico a 190 dólares. En ambos casos el precio ascendía a 260 dólares. El Kindle apareció en el mercado a finales del 2007, a 400 dólares. Aparato algo primitivo (lo sigue siendo con su navegación por teclas y pantalla blanco y negro), pero que salió con una base de 80,000 títulos (su predecesor, el Reader de Sony, apenas con 25.000). A su favor jugó la confianza de los usuarios en la seriedad de Amazon, y la identificación de la marca con la venta de libros (sin que el soporte importara). Hoy día Amazon dispone de más de 500.000 títulos y hace poco empezó a ofrecer cierto material en otros idiomas: español, francés, alemán entre otros.
Pese a que el descenso de precios ocurre normalmente en este tipo de aparatos electrónicos, en el caso de los lectores de libros se sumó el hecho de que el iPad de Apple apareció en abril del 2010. Su versión más económica vale 500 dólares, pero se trata de un aparato a color, con pantalla touchscreen, capaz de manejar un sinnúmero de aplicaciones, casi similar a una computadora.
La importancia de esta fase en la guerra de precios proviene del hecho de que muchos analistas –Yankee Group, en particular, se ocupó del tema– consideran que a partir de 150 dólares estos aparatos atraerán el consumo masivo.
Aunque Steve Jobs haya dicho hace años que “la gente ya no lee”, lo cierto es que el iPad ha vendido 3 millones en 80 días y que los libros figuran dentro de las aplicaciones más vendidas.
El Kindle parece haber vendido más de 3 millones desde su aparición (no disponemos de cifras oficiales), y el año pasado Amazon se echó a la bolsa mil millones (entre libros electrónicos y lectores). El mercado del libro ya es significativo, y la caída del precio de los aparatos solo puede incrementarlo. Vale la pena destacar que Amazon vende algunos títulos por debajo de su costo de adquisición, a fin de captar mercado, y que varios editores estadounidenses ya le han impuesto vender algunos títulos por encima de los 9,9 dólares –precio techo establecido por Amazon (aun cuando vende libros más caros).
¿Quién saldrá ganando en esta guerra? Antes de aventurar una respuesta hace falta precisar que se libra en tres campos: los aparatos (hardware), las aplicaciones (software) y el contenido.
En el renglón de los aparatos: se trata de un añejo problema, similar al de la navaja suiza versus el sacacorchos. Algunos prefieren un cuchillo caro con varias hojas y dispositivos, mientras otros, en función de sus necesidades, optan por gastar solo en un filo y la espiral que abre cómodamente una botella.
En materia de software, por ahora parece contar menos la calidad de cada aplicación (iBooks de Apple es más agradable) que la iniciativa de Amazon de crear una plataforma que permite leer sus libros en cualquier computadora, teléfono móvil o tableta (Apple aplica su inflexible integración entre programas que controla y sus máquinas).
En cuanto a contenido, Barnes & Noble y Apple tienen acceso a muchos editores, pero Amazon los supera considerablemente en su oferta de títulos. La historia demuestra que hay sitio para la navaja suiza y el sacacorcho.
Lo importante es que el número de compradores de libros electrónicos va hacia arriba, y los editores que se niegan a poner su material on-line corren el riesgo de quedarse atrás.
La experiencia de un usuario compulsivo puede servir de algo: después de haber adquirido uno de los primeros Kindle no pude resistir comprar un iPad. Desde entonces abandoné mi lector especializado por las mismas razones que dejamos la tele en blanco y negro cuando apareció la pantalla a color. Pero la ironía es que sobre mi iPad leo los libros comprados en Amazon. Ya los había comprado, su oferta es mayor y tienden a ser más baratos.
De tal manera que en mi iPad, capaz de hacer casi lo mismo que una computadora, leo mis libros de Amazon, que pueden ser leídos en cualquier aparato. Apple tiene el mejor aparato, Amazon el mejor contenido.
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