MIT 23.05.2024
Al calor del auge de la inteligencia artificial, la industria de los chips está recibiendo un impulso sin precedentes. Los problemas de suministro que se sucedieron tras la pandemia de COVID-19 y la necesidad de una mayor capacidad de procesamiento para la IA han hecho que los países concentren sus esfuerzos en desarrollar su industria interior y no depender tanto de terceros países, en un entorno geopolítico complejo y de gran competitividad.
Los países, las grandes tecnológicas y las start-ups enfocadas en segmentos muy específicos del mercado están tomando posiciones y marcando el terreno de lo que será la nueva geopolítica del chip en los próximos años. Todo ello impulsado por el nuevo mercado en respuesta a las necesidades de computación de la industria de la IA, que cada semana acapara titulares con sus nuevos productos o iteraciones.
Una de estas novedades está trayendo cola. La semana pasada hablábamos de las novedades en los asistentes de IA de Google y OpenAI. Este último anunció GPT-4o como un asistente "omnimodelo" que podía presentar diferentes voces. Una de ellas era Sky, una voz que se asemejaba a la de Scarlett Johansson, específicamente la que aparecía en Her en forma de una IA de la que se enamoraba perdidamente el personaje interpretado por Joaquin Phoenix. Por si quedaban dudas, Sam Altman, CEO de OpenAI, tuiteaba minutos antes de la presentación un mensaje con tres letras: "her".
La actriz señaló en un comunicado que el propio Altman le había pedido en septiembre de 2023 que prestara su voz para el asistente, algo a lo que se negó. Ante el revuelo causado, OpenAI se ha defendido alegando que la voz utilizada corresponde a otra actriz contratada antes de contactar a Johansson. En otro comunicado, Altman afirma que "la voz de Sky no es la de Scarlett Johansson y nunca hubo la intención de que se pareciera a ella". Aunque su tuit dijera lo contrario. El CEO pedía perdón a la actriz por no haberlo comunicado mejor y anunciaba que pausaba el uso de Sky en sus productos. Lo curioso del asunto es que OpenAI se decida por imitar una película en la que se mostraba un inquietante futuro en el que una persona trababa de compensar su soledad con una inteligencia artificial. Marta García Aller lo resume bien en este artículo de El Confidencial: "Antes la innovación copiaba los inventos de la ciencia ficción. Ahora copia sus miedos".
Mientras tanto, se están sucediendo las dimisiones en el equipo de OpenAI que velaba por evitar riesgos catastróficos para la humanidad de una inteligencia artificial mal diseñada. La semana pasada anunciaban su renuncia Ilya Sutskever, director científico de la compañía y codirector de esta división conocida como departamento de superalineación, y Jan Leike, el otro director de la división. En un hilo de X, este último equiparaba la labor de su equipo como a "navegar contra el viento" y apuntaba: "Construir máquinas más inteligentes que los humanos es un reto inherentemente peligroso. OpenAI está asumiendo una responsabilidad enorme en nombre de toda la humanidad". Mientras tanto, el mundo sigue construyendo nuevos chips.